jueves, 15 de abril de 2021

La izquierda radical y la otra light

Si algo no le gusta decir a un peruano clase mediero es: “Soy de izquierda” o “Me gusta la izquierda”, esto por la connotación de ‘terrorista’. Trauma que no superamos porque hay mucho político y sindicalista visible con un pasado terrorista, otro proterrorista, y otros asolapados que hablan de: ‘justicia social’, ‘reconciliación del conflicto interno’, ‘presos políticos’, etc.

Nuestra izquierda ‘peruana’ la contaminó la izquierda light, la izquierda afrancesada de la señora Verónica Mendoza. Una especie de importación de basura no reciclable. Una izquierda bamba que se confundió con la izquierda radical y extremismo político y social de mercado, para disfrazarse de homosexual, pintarse las axilas, gritar que son feministas usando su pañuelo verde ‘internacional’, odiar al hombre solo por ser hombre, atacar y destruir la familia porque según ellos, ellas, y ‘elles’ la familia no los representa, inventar un lenguaje ‘inclusivo’, además de odiar a las iglesias y credos. A su vez, mostrar a la mujer como un ‘animal’ que necesita de más derechos, más beneficios, más favoritismo porque no la cree capaz de valerse sola, y la ningunea como una mascota en una jaula de cristal, y si hay mujeres que no piensan así, son esclavas del ‘patriarcado’ por querer amar a un hombre, hacer empresa, estudiar, valerse por sí misma y lo peor… casarse y querer tener hijos o solo lo segundo. También inventaron la figura del ‘feminicidio’ que basta con que una mujer sea asesinada o encontrada muerta para decir: “Fue un hombre el culpable y autor por sus celos”. Una izquierda abortera y asesina de los más indefensos en el vientre de una madre, además de drogadicta, que justifica el consumo de marihuana, cocaína, y éxtasis porque es su libertad y es una forma de ‘recrearse’. Vendió la imagen de defender a los homosexuales inventando palabras extravagantes para vivir sus fetiches, perversiones y libertinaje. Convirtieron las políticas de cuidado del medio ambiente con ‘ecologistas’ obsesionados por acariciar una flor, besar un tronco y casarse con un árbol. Tuvieron un fetiche sexual con la naturaleza para atreverse a decir que las plantas también tienen más derechos que nosotros y los animales son nuestros hermanos de sangre, y así una denuncia frente a un maltrato animal vale más que la denuncia de una mujer maltratada en cualquier comisaria de la Policía Nacional del Perú. Así es mujer, la vida de un perro vale más que la tuya. 

‘El trabajo era fácil, ponchar a cuatro ‘viejos lesbianos’, dos gays, tres putas con axilas pintadas, una mujer que se cree perro y un hombre que se cree árbol, haciendo cualquier estupidez y hacer creer que esas porquerías representaban a miles de peruanos…’ 

Clasificaron al Estado como el enemigo número uno de todo. Se infiltraron en el aparato estatal y desde ahí comenzaron a fijar políticas públicas en salud, educación, igualdad que solo favorecía a las mujeres más incapaces y recomendadas de ONGs lesbianas, aborteras y machonas. Crearon la igualdad de género y el enfoque de género, solo para decir que hay hombres, mujeres, y hombres que se creen pájaros, y mujeres que se creen plantas, y homosexuales que se creen perros y luego niños, niñas y niñes que deben ser formados con una educación sexual promiscua. Además de esto, crearon la pariedad de género, por cada hombre una mujer, o viceversa, no importa si es bruto o bruta, aquí la meritocracia no existe porque para los parásitos de la izquierda light no existe eso con tal de seguir robando, y nuevamente no creen que la mujer pueda tener más capacidades de gestión que un hombre y necesita siempre de ayuda. Manipularon a su antojo a los pulpines que tenían las hormonas revueltas y eran los incomprendidos de una sociedad injusta con ellos porque les pedían respeto, y les pusieron de nombre los imbéciles del bicentenario o la generación del bicentenario. Los medios de comunicación se bajaron el pantalón para ser violados por esta izquierda a cambio de pautas publicitarias e inundaron sus redacciones en periódicos y switcher de TV, de lesbianas y gays, hasta crearon el género del ‘periodismo feminista’. Todo apoyado y financiado por ONGs liberales y homosexuales que llegan a América Latina y siguen tratándonos como subnormales y muertos de hambre que con un poco de dólares hacemos lo que sea con tal de no perder la mamadera internacional. Por otro lado el gobierno de turno les regala a los medios de comunicaciones millones de soles en pautas publicitarias como mermelada en fiesta de ancianos. El trabajo era fácil, ponchar a cuatro ‘viejos lesbianos’, dos gays, tres putas con axilas pintadas, una mujer que se cree perro y un hombre que se cree árbol, haciendo cualquier estupidez y hacer creer que esas porquerías representaban a miles de peruanos que estaban a favor del excremento que tienen ellos en la cabeza. Luego hacían lobby a toda institución abortera y feminista. Llegaron a tener representantes en el Congreso de la República como gays asolapados y lesbianas frustradas que solo iban a dormir, gritar, comer y de vez en cuando tomarse fotos entre ellos y promover leyes para cuatro gatos y no para los más de treinta millones de peruanos que somos. Como podemos ver, la izquierda light de Verónica Mendoza, la izquierda internacional y absurda, nunca representó a los peruanos, ni a las mujeres, ni a los hombres, ni a los niños, y menos a los ancianos. Mucho menos al medio ambiente, fauna y flora, y a nuestras mascotas.

Nunca promovieron leyes para erradicar la pobreza, ni se preocuparon por la salud, ni por la educación, ni por las inversiones, ni luchar contra la corrupción y narcotráfico, jamás pusieron penas severas a la delincuencia ni crimen organizado, se olvidaron totalmente de las provincias con su racismo caviar, y por último en hacer los cambios necesarios en la tan vilipendiada reforma del Estado. No promovieron las mypes ni mucho menos a la clase emprendedora, motor económico en los últimos cuatro años. Frente a los actos de corrupción callaron y fueron cómplices. Convocaban a marchas para defender la sarna de un perro, el pañuelo verde, y la comercialización legal de drogas. El partido político que abanderó a esta lacra fue nada menos que el Partido Morado representado por el señor Julio Guzmán y el señor Francisco Sagasti actual presidente del Perú, y probablemente el peor presidente de la historia republicana por ser el más incapaz, acomplejado e indiferente en todo lo que pasa en el país en medio de una pandemia mundial de salud con la Covid 19. Éste comunista prefirió que los peruanos nos muramos antes de permitir que la empresa privada importe vacunas y las venda con su infeliz frase: “No queremos que el que tiene plata se vacune y el que no tiene no lo haga”. Una izquierda tan parecida como el cáncer y sida juntos. Esta izquierda bamba resultó la peor basura en la sociedad.

‘Esta izquierda única y verdadera es profamilia, próvida, provalores, tan igual o más radical en la práctica que la extrema derecha. El gran politólogo y sociólogo Carlos Tapia (+), quien…’

Este 2021 despertó la izquierda peruana con características como cualquier izquierda comunista en el mundo de este siglo. Una izquierda radical sin tibiezas, que quiere estatizar y nacionalizar todo, poner por delante los intereses y necesidades de los más pobres. Esa izquierda que habla de cerrar el Congreso sino está en su misma línea, y además de intervenir todo organismo autónomo del Estado sino tiene su misma línea política, ideológica, ideas y pensamientos para alcanzar la verdadera justicia social.

Una izquierda que hoy da la cara con nombre y apellido y partido político. Pedro Castillo del partido político ‘Perú Libre’. Partido político que practica el socialismo marxismo ortodoxo, anti americanismo, anti imperialismo, anti feminismo, chavismo, y de extrema izquierda. Una verdadera izquierda de aquellas. Su principal política para acabar con la pobreza es expropiar y nacionalizar las principales empresas energéticas del país, el gas, las hidroeléctricas, las petroleras, y las mineras que no quieran renegociar los contratos. Pedro Castillo está absolutamente seguro que la solución para acabar con la pobreza es que los recursos energéticos sean de uso y consumo principalmente de los peruanos. Sobre la inversión privada pone una solución muy simple, si la empresa no le gusta las condiciones del Estado peruano pues habrán otras que sí estarán de acuerdo. La banca para ‘Perú Libre’ debe ser controlada parcialmente por el Estado y así poner todos los límites de tasas y créditos posibles. El gran potencial del Perú según Pedro Castillo está en el agro, él como campesino piensa así, y es que la única fuente de riqueza de ese Perú olvidado es el sector agrícola. Esta izquierda única y verdadera es profamilia, próvida, provalores, tan igual o más radical en la práctica que la extrema derecha. El gran politólogo y sociólogo Carlos Tapia (+), quien saltó a la escena política peruana después de décadas con el proyecto nacionalista peruano de la mano de su líder y fundador Ollanta Humala Tasso, siempre decía que las extremas (derecha e izquierda) siempre se encuentran en un punto del círculo político social, es decir en lo radical y sin censura, y hoy podemos ver eso en declaraciones como el nacionalizar sin respetar la propiedad privada, botar a los corruptos sin importar el debido proceso judicial, tomar todo recurso que le convenga al Estado y nacionalizarlo, discriminar y maltratar a homosexuales por el simple hecho de serlo, no respetar a la mujer por el machismo o menosprecio. No pagar la deuda externa por tratarse de un abuso de poder de un país ‘potencia’ a un país ‘pobre’, desconociendo así acuerdos internacionales. Hacer tratados con Rusia, China, Venezuela y Cuba, cuatro bastiones de la izquierda totalitaria, es una forma de aislarse del mundo y creer en un modelo nacionalista social igualitario. Toda izquierda radical tiene un plan para sus primeros cien días, y parte de este plan es expropiar los medios de comunicación, no porque vayan en contra de su línea ideológica o porque sean demócratas, sino para utilizarlos a su antojo como medio de adoctrinamiento, esto es normal para la izquierda. Y para coronar el pastel, el cambio de constitución es vital al costo que sea.   

Esta izquierda es así de clara y contundente. Muy radical en todo.

Estas dos izquierdas que convivieron en el Perú los últimos diez años, hoy se separan, y el voto popular en estas elecciones presidenciales 2021 marcó a la izquierda y derecha en sus extremos, nada de tibiezas, nada de centros, o eres blanco o negro, frío o caliente, derecha o izquierda, y a su vez, esta izquierda radical, mató a la izquierda bamba que hizo su mejor intento por convertir a un país conservador en un burdel de carretera.

Autor: Oscar Segura

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