sábado, 3 de abril de 2021

Cuatro ASES del debate

El ser un buen candidato no te asegura ser un buen presidente, y a su vez un buen orador no te asegura ser un excelente ‘debatista’ ni candidato. Los debates se ganan por el nivel de convicción de tus ideas, la explicación en una línea de tiempo, el discurso amedrentador a tus rivales, el saber recibir bajezas, insultos o indirectas, el golpear a tus rivales tan duro que no se atrevan nuevamente a cuestionar tu propuesta, el hablarle a la cámara en un 80% y a tus rivales un 20%, entre otras cosas. Los lenguajes disruptivos y la comunicación no verbal son los que siempre impacta en este tipo de competencias en la opinión pública. Jugar con la mente de la gente y sus emociones es muy importante. La preparación para este tipo de eventos es todo un capítulo completo.

El primer debate presidencial entre Verónika Mendoza, Keiko Fujimori, George Forsyth, Marco Arana, Alberto Beingolea y César Acuña organizado por el Jurado Nacional de Elecciones reafirmó las posturas de todos los candidatos que habían expuesto sus principales ideas en los medios de comunicación y sus propias redes sociales. Además puso la valla bien alta para los siguientes candidatos los próximos dos días.

‘George Forsyth con poco mensaje y mucho discurso del mismo embate de su propia ‘mismocracia’, no se atrevió a salir de su zona de confort…’

El primer día de debate lo ganó Alberto Beingolea, quien sorprendió por dos elementos: el discurso y su performance, rematando cada frase con pose de perfil ganadora mientras tiraba o volteaba un papel en su podio golpeándolo. Discurso estructurado con mensajes llenos de soluciones. Pareciera que su mente hablara primero y después pensara. Supo responder bien, y atacar también. Su experiencia profesional bastó para que ningún candidato se atreva a cuestionar su posición ante soluciones y realidades de los temas. Verónika Mendoza, mujer con convicción y de ‘habla’ claro y fuerte, un lenguaje imponente que ayuda en cada idea fuerza. Tuvo gran fluidez de palabra que derramaba lisura. Ella representa a una izquierda obsoleta para algunos y confundida para otros, pero lo que sí es cierto es que ella goza de una gran popularidad. Su postura frente a temas económicos y sociales son tan claros que no pasa por agua tibia y es ahí una de sus grandes fortalezas, el defender con decisión cada medida política a tomar. George Forsyth con poco mensaje y mucho discurso del mismo embate de su propia ‘mismocracia’, no se atrevió a salir de su zona de confort y siguió repitiendo la receta: “Soy joven, no voten por más de lo mismo”, cuando quiso debatir se pasó de malcriado y Keiko Fujimori con Verónica Mendoza lo hicieron puré, el pobre ‘Forzay’ no debatió más y terminó siendo corregido por Beingolea en algo tan elemental del Derecho Penal. Marco Arana terminó inmolándose por Verónica Mendoza quien terminó jugando en pared, mientras ella propone lo antifujimorista, él ataca a la yugular de Keiko Fujimori con palabras como: ‘delincuente’, ‘corruptos’, entre otros. Keiko Fujimori se propuso a explicar sus propuestas llevando a la opinión pública desde el presente al pasado ida y vuelta. Se la pasó respondiendo ataques que proponiendo ideas, llevando a la gente a recordar las cosas buenas de su padre. Debió tener dos o tres ideas disruptivas para llamar la atención, por lo menos, pero se enfrascó en plantear programas sin explicar el cómo. Y finalmente César Acuña, no atacó a nadie y tampoco fue atacado ni mencionado por nadie. Leyó sus propuestas con total tranquilidad, comenzó todas con frases de forma repetitiva. César Acuña es el candidato -  no solo en este debate – más simpático y carismático, cuando aprenda a manejar estas emociones podría tentar una segunda vuelta además de no solo leer ideas.

‘Las ideas del candidato deben ir acompañadas de un sustento popular, emocional y profesional, y en ese sentido el ‘profe’, falla enormemente, dice una idea y de pronto se queda en blanco.’

En el segundo día de debates, se esperó algo tan interesante como el primer día, sin embargo fue una propuesta de ideas técnicas por un lado y vagas por otro. Ollanta Humala se hizo extrañar, con el conocimiento de haber sido gobierno conocía muy bien los pro y contras de cada propuesta, sus ideas fueron una continuación de alargue de su primer gobierno. Fue claro y tajante como siempre se mostró y no dudo en responder todo con ejemplos reales. Daniel Urresti. Decepcionó totalmente, parco, enredado y no supo atacar cuando tuvo la oportunidad de hacerlo. Si de algo creíamos todos es que él era el único que podía poner ají y rocoto en este debate. Su experiencia como ministro no supo capitalizar ni reforzar en temas como seguridad, más aún cuando en su publicidad se vende como el zar de la seguridad. Pedro Castillo, un profesor que viene sumando cada día más especialmente al interior del país. Sus ideas fueron más realistas por tratarse de un ciudadano de a pie y no un ejecutivo de oficina o gobierno como la mayoría. Las ideas del candidato deben ir acompañadas de un sustento popular, emocional y profesional, y en ese sentido el ‘profe’, falla enormemente, dice una idea y de pronto se queda en blanco. Andrés Alcántara, candidato que pasó de explicar la solución a nombrar el problema más de una vez en menos de dos minutos. Expuso ideas sin resaltarlas en su conjunto y pasó de ser un candidato presidencial al tío de la familia que te explica los problemas del Perú en la reunión familiar. Hernando de Soto dejó su discurso técnico y calibrado para tener uno más aterrizado y llano. Un detalle que para muchos pasó desapercibido, él mostró en más de una oportunidad una hoja con una sola idea con conectores, no eran cuadros estadísticos ni comparativos ni gráficas, eso quiere decir que el señor de Soto tiene una memoria dispersa, por eso la falta de claridad en toda la campaña al exponer sus ideas y propuestas. Cuando un candidato es ‘distraído’ solo queda reforzar una sola idea y que la refuerce más de una vez. Fuera de esto. Fue el candidato más claro en soluciones técnicas que a comparación de Humala que tiene soluciones de gestión por la experiencia, podrían fallar sino existen otras aristas a tomar en cuenta. José Vega, el candidato que se retiró resaltando el fraude y la corrupción, nombrando la coalición Vega, Belmont, Antauro. Debería de aconsejar a Ricardo Belmont que presente los resultados económicos de su canal accionariado RBC canal 11 que se hizo con plata de todos los peruanos y que él nunca respondió como ‘hombre’. El ganador en esta segunda jornada fue Hernando de Soto.

El tercer día de debates fue uno de los más esperados ya que los candidatos querían tener frente a frente a Rafael López-Aliaga Cazorla. Daniel Salaverry con un lenguaje no verbal provocador expuso las mismas ideas que Vizcarra cuando era presidente, habló del seudo patriotismo y la expulsión de venezolanos, no tuvo ni una sola idea clara y explicada sobre qué va hacer con la pandemia si llega hacer presidente. Jhony Lescano fue el mejor quien se desenvolvió en escena, su experiencia como parlamentario dio sus frutos. Expresó propuestas claras pero populistas, explicó muy bien los problemas de cada sector para implementar políticas de consenso, al parecer ya aprendió las diferencias entre ser congresista y presidente. No respondió ninguna acusación. Rafael López-Aliaga Cazorla decidió a última hora ir al debate e hizo que la gente se enganchara más, sin embargo más de uno terminó decepcionado ya que el candidato leyó, leyó y releyó sus apuntes. Estrategia o no, no fue ni la sombra de cómo se expresa. Articuló mal las ideas, no se entendía lo que leía y tuvo una pasividad desesperante. La única vez que habló sin leer fue para defender su propuesta de los jóvenes y el voluntariado, y lo hizo bien, pero no fue suficiente. Es como si hubiera ido por cumplir. El candidato Ciro Gálvez, aún convaleciente del Covid-19, hizo su presentación de manera virtual y lo hizo muy bien. Expresó sus ideas de manera muy clara, expuso los grandes problemas del Perú desde décadas atrás y terminó explicando cómo iba hacer su gobierno para solucionarlos. En su discurso dio pinceladas de nuestro olvidado y querido quechua, seguro pocos habremos entendido pero muchos nos sentimos orgullosos e identificados por nuestra lengua nativa, nuestro idioma. Fue una presentación digna de amor a la patria.

‘Si Verónika Mendoza tuvo su Arana, Rafael López-Aliaga tuvo su Santos. El trabajo sucio lo hizo él.’

Julio Guzmán, que siendo totalmente objetivo y sin apasionamiento alguno, fue el mejor del debate. Ideas claras, conocimiento del problema, expresión corporal adecuada, mirada fija a la cámara, lenguaje disuasivo, orden en la línea de tiempo. Sorprendió en este tipo de eventos. Si hubiera hecho las cosas mejor no estaría a estas alturas del partido con -2%. Guzmán es el clásico gallo de pelea (si conocen de gallos entenderán) que se deja picotear todo el tiempo y hace todo mal, pero en las cuatro finales es el que mejor responde cuando ya nadie quiere apostar por el animal. Siendo el mejor en este evento es todo un misterio qué hará ahora él y su equipo ya que durante toda la campaña ha caído de error tras error. Esperemos que lo sepan canalizar. Rafael Santos. Se robó el show, le puso ají picante con bastante chimichurri y rocoto extra venoso al debate. Atacó duro y parejo y no soltó a Guzmán, Lescano y Salaverry. Si Verónika Mendoza tuvo su Arana, Rafael López-Aliaga tuvo su Santos. El trabajo sucio lo hizo él. Presentó documentos que indican varias irregularidades de Lescano que podrían restarle puntos además de su cercanía con Odebrecht. Encaró a Guzmán y Salaverry por su cercanía con la corrupción y pasados comprometedores. Santos tuvo muchos mensajes subliminales a favor de Rafael López-Aliaga: ‘ejecutivo’, ‘nueva sangre’, ‘lucha contra la corrupción’, ‘no elegir entre estos tres sino otros’, además de presentar las mismas denuncias que RLA hizo en su momento. No nombró a López-Aliaga Cazorla para nada. Esta estrategia es muy antigua que a veces se define para la segunda vuelta, pero válida hoy. Punto aparte, Rafael Santos tiene muy buenas propuestas, ¿qué habrá detrás para renunciar a su elección y apoyar a otros? Cada uno con su tema, a veces vale ser más realista que idealista por el bien de la mayoría, según él.

El primer debate lo ganó Alberto Beingolea, el segundo Hernando de Soto y el tercero Julio Guzmán. Y cuando hablo de ‘debate’ me refiero que fueron los mejores debatistas desde diferentes aspectos: imagen, discurso, lenguaje no verbal, respuestas, ataques, ideas disruptivas, entre otros.

Los tres mencionados ganaron a otros cinco respectivamente, pero si se presentaran en un mismo debate el resultado sería el siguiente:

Campeón: Alberto Beingolea

Subcampeón: Julio Guzmán

Repechaje por el tercer puesto: Hernando de Soto vs Verónika Mendoza.

Autor: Oscar Segura

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